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martes, 1 de enero de 2019

The Cramps y la Salud Mental.


Desde  Napa con Amor


Napa California se encuentra ubicada en una región donde el suelo es especialmente generoso con la vinicultura. De ésta región se desprende la producción de exquisitos vinos, internacionalmente famosos y sin duda, es parte de la cava selecta de América.

Sin embargo, el extenso valle esmeralda con suaves paisajes vitivinicolas , sus festivales gastronómicos y musicales, o su apacible paisaje sacudido por fuertes movimientos telúricos  no ha sido la única causa de la celebridad de éste condado del norte de California.
Desde finales del siglo XIX éste lugar californiano cuenta con un hospital mental, que ha sido uno de los más longevos de todo el país, ya que desde 1875 nunca ha dejado de operar.

Actualmente atiende aproximadamente a 1,200 personas, todas ellas con trastornos mentales de diversos tipos, intensidad y peligrosidad.

A su edificio original , una joya de la arquitectura decimonónica, sobrio, elegante y terriblemente lúgubre conocido como el castillo, se adhiere otro atractivo que hace de éste lugar una referencia cultural donde tuvo lugar un curioso experimento social y musical.

Fue el 13 de Junio de 1978, cuando al interior de sus muros sucedió  el que para mucho ha sido el más punk de los conciertos punk de la historia.

Ante una "selecta audiencia" del hospital, conformada por aproximadamente 100 internos se presentaron "The Cramps",  quienes por entonces iniciaban su carrera navegando entre el underground y lo que quedaba del punk. Lux Interior y Poison Ivy, se encontraban en estado genuinamente salvaje.
¿Que sucedió en ese concierto donde la música que alguna vez fue bautizada como Psychobilly,  se fundió en frenéticas escaramuzas mentales entre los músicos y el sui géneris  auditorio?
The Cramps en Napa, con sus invitados

"Somos Los Cramps de Nueva York  y hemos recorrido 3,000 millas para estar con ustedes"
fueron las palabras con las que Lux Interior saludó al respetable después de interpretar la primera canción, a lo que inmediatamente después se escuchó un sonoro "Fuck You" como respuesta.
¡Sin duda el ambiente era absolutamente Punk!

Un video en blanco y negro  mal enfocado, con sonido sucio , casero e improvisado, resultó ser el testimonio audiovisual perfecto para un evento protagonizado por el sonido de películas de bajo presupuesto, las llamadas "Serie B". La imágen y el audio de baja calidad contrasta con la sudorosa experiencia que se convirtió en trance y catarxis colectiva.

Las escenas podrían haber salido de cualquier película de ciencia ficción, bañadas de humor negro y algo de gore, sin embargo - y esto es lo mas valioso del evento- fueron completamente reales y sin previo trabajo de ensayos en poses, música y actitud. Como la vida misma, el  mini cosmos representado por el escenario improvisado donde nunca se dividió al artista de su público, y permitió generar una sincronía entre las expresiones vitales de ámbos.

Los internos respondieron con una coreografía involuntariamente precisa a los gritos desesperados de Lux Interior que se fundió en más de una ocasión en abrazos fraternos con ellos, mientras Poison Ivy jamás perdió la precisión en las seis cuerdas, ni la pose sexy-decadente que siempre la ha acompañado.
Todo explotaba fuera, todo permanecía en su lugar, un verdadero caos organizado y un destino azaroso en cada canción.

El show fue entonado con rapidez, con urgencia, y con plena diversión. Lux compartió el micrófono con algunas espontáneas que con furia y entusiasmo entonaban gritos de batalla con cada canción de la banda. Otros permanecían en un estado de hipnosis dichosa balanceando sus cuerpos y cabezas con una sonrisa sinceramente gozosa.

Viendo éstas escenas en contexto se podría pensar que The Cramps cumplieron satisfactoriamente su cuota de labor social. Pero, ¿realmente en ese momento estaban tan interesados los padres involuntarios de lo que después fue conocido como Pshychobilly en llevar un poco de música a los oídos de aquellos seres atormentados y extraviados en insondables laberintos mentales?

O hubo alguna otra razón detrás de éste evento semi-improvisado y muy distante de un concierto de rock de los llamados "grupos consagrados o clásicos" que por aquellos años se había convertido en un despliegue técnico y mastodontónico, que llenaba estadios, arenas y cualquier lugar con cabida para más de 10,000 personas, generando con ello - para muchos críticos y músicos marginales- una muerte segura al convertir al ritmo juvenil, en una pesada industria corporativa, que antes del ritual de rebeldía, obedecía al grosero sentido de lucro.

Historias de terror mental

Al parecer el director de un área de especialidades del hospital de nombre Bart Swain fue el que recibió una oferta por parte de Howard Klein, promotor musical quien estaba tratando de conseguir fechas para espectáculos de bandas emergentes en aquel entonces. Klein se convertiría fines de los 80´s en el mandamás de Reprise Records.
Durante los años 70, Howie era el principal promotor de conciertos Punk en San Francisco, presentando grupos como Ramones, Dead Kennedys, Blondie, Talking Heads, en el mítico recinto "The Mabuhay Gardens"  es decir, se había convertido en una especie de "importador" de la escena del CBGB de Nueva York para la costa oeste.

Según declaraciones del propio Swain, originalmente se presentarían otros grupos en Napa ,
sin embargo por alguna fuerza oculta del destino fueron Los Cramps y los Mutantes los que aterrizaron en los jardines del hospital, para un acto que quedaría inscrito al lado de sucesos semejantes como la actuación de Johnny Cash, 10 años antes en la prisión de Folsom, también en el área de San Francisco y la actuación de los Sex Pistols en la prisión de Chelmsford.

Lo que puede hacer única esta escaramuza de The Cramps fue la completa simbiosis entre músicos y público, de tal suerte que en momentos del filme se podría suponer que el grupo era también parte de la población interna. Lux lo expresó en palabras bastante correctas y por demás amables ante la audiencia cuando entre canción y canción les comentó: "Alguien me dijo que ustedes estaban locos, pero no estoy muy seguro de ello, para mí ustedes lucen muy bien"
Poison y Lux Interior en el Mabuhay Gardens, 1979


Como anécdota curiosa, en el video - testimonio de éste concierto,  la banda "Los Mutantes" no aparecieron debido a que cuando salieron al escenario, las condiciones de iluminación ya no fueron propicias para que filmar (la noche había caído y como buen acto punk semi improvisado y de bajo presupuesto, no se contaba con un equipo de iluminación ni medianamente decente)

La Luz Interior del Punk

Lux podría haber sonado simplemente "amable" pero conociendo su historia y su incansable lucha por llevar locura a un mundo plano y lineal y crear un universo con sus propias criaturas, imaginería fantástica y decadente y un permanente horror sobre ruedas de un cadillac ´56, éstas palabras pueden sonar por decir lo menos, "sinceras.

Lux Interior, cuyo verdadero nombre era Erick Lee Purkhiser siempre se había caracterizado por una tendencia hacia la ruptura consciente del tiempo actual, utilizando una constante visión a un pasado idealizado, al mismo tiempo que una machacante pose surrealista proveniente de las alcantarillas más húmedas de su imaginación. Con su irreverente provocación pero más que eso, exploración hacia el llamado "mal gusto", supo unir el sonido del Rock and Roll de los 50, con una estética decadente y un universo de horror subterráneo.

Su labor evangelizadora de la serie B que todo ser humano lleva consigo, necesitaba una figura femenina que pudiera aglutinar el eterno mito del pecado original, la maldad y la autoridad femenina, necesarias siempre para un performance lunático y sadomasoquista. Esto y mas lo supo llevar hasta alturas (o profundidades) insospechadas la hermosa Poison Ivy Rosarsch quien durante más de 40 años fue su esposa y de paso la guitarrista principal de The Cramps.

De ésta manera la banda siempre tuvo la dosis exacta de humor kitsch, surrealismo sexualizado y un irresistible encanto encarnado en ésta pareja de lunáticos, quienes no obstante su conducta extrema y provocadora sobre el escenario, cuando se encontraban lejos de los reflectores eran bastante ordinarios incluso tímidos ante el escrutinio social.


Psychobilly, la palabra mágica...

Lux Interior y Poison Ivy no inventaron el término Psychobilly, fue una situación un tanto accidental o incidental cuando allá por 1976 buscaban causar impacto con la publicidad para que la gente asistiera a sus tocadas. Como banda emergente y con un presupuesto limitado, en los flyers que los anunciaban empezaron a jugar con el término Psychobilly, cuando en realidad ellos no lo habían inventado pero seguramente lo habían escuchado en la rola "One Piece at a Time" que en aquel mismo año de 1976, había lanzado Johnny Cash, el Maestro y Leyenda del Country . En dicha canción  escrita por Wayne Kemp hay una línea que alude a un Cadillac "Psychobilly" (lo que sea que eso signifique) hecho con partes robadas.

No fue por tanto un género musical que ésta banda conscientemente haya creado, sino una palabra que por aquel entonces prácticamente era desconocida, y que ellos tuvieron el tino de incluirla en sus promociones caseras para sus eventos, lo que originó el matrimonio indisoluble entre Psychobilly y The Cramps.

A mediados de los 70´s la propuesta de Lux Interior y Señora Poison Ivy estaba más encaminada al punk. La actitud y velocidad en sus canciones de tres acordes los situaban más cerca de Los Ramones que de Eddie Cochran, por lo que es absolutamente ingenuo pensar que ellos "querían" fundar un nuevo sub género. Mas bien fue su lenta mutación hacia esas raíces del rock & roll de los años 50´s, que incluyó un tempo más cadencioso, un uso de la distorsión con los típicos riffs cincuenteros originados por el robusto cuerpo de la guitarra Gretch utilizada por Poison Ivy, y también el estilo de canto de Lux, que empezó a tender hacia los registros graves sin quitar un ápice de gandallez que directamente conectó con los vocalistas del primigenio rock & roll cincuentero lo que ayudó a hermanar el término con el estilo musical.

Para 1979, para cuando sacaron su primer álbum, todos estos elementos estilísticos ya estaban presentes en su música. Lo que vino después fue el complemento a la definición de Psychobilly: la hermandad hacia la estética Gore, monstruos y películas de los años 60´s de bajo presupuesto con la temática del horror. Se aprecia que incluso esta orientación visual tuvo un proceso que no fue inmediato, pues en la portada de su primer álbum de nombre "Songs The Lord Taught Us" la imágen es más gótica que Psychobilly, aunque la temática de las canciones ya se orientaba hacia el mencionado horror de bajo presupuesto con títulos como "Zombie Dance".

No obstante, y como siempre ha ocurrido en la historia del Rock, fueron los grupos ingleses los encargados de llevar "mas allá" el naciente matrimonio entre el Punk, el Rock de Garage y el Rock & Roll cincuentero, con el advenimiento de bandas como "The Meteors" considerados por los historiadores como Alan Wilson en su libro "The Chronicles of Psychobilly" como el primer grupo que reflejó al cien por ciento el naciente sub género.

Una historia de Amor y de Horror

La historia de amor-horror que daría luz a The Cramps comenzó en la universidad de Sacramento, en California, en donde Lux y Poison estudiaban arte, y -cosa por demás premonitoria- coincidieron en una clase sobre Chamanismo. Después de la búsqueda del arte bajo el sol de California, regresaron a Ohio, en la ciudad de Akron, donde concibieron un hijo llamado "The Cramps" el cual se alimentó de cantidades industriales de música cincuentera, comic´s de ciencia ficción, viajes de LSD, porno y mucho amor entre sus protagonistas, los cuales decidieron vivir para siempre atrapados entre una de esas historietas.

Con el agregado del guitarrista Bryan Gregory (cuyo nombre original era Gregory Beckerleg) y quien tomaría el Bryan como homenaje a su ídolo y Stone mayor, Brian Jones, y de su hermana Pamela Beckerleg (renombrada como Pam Balaam) saltaron al escenario para tener su bautizo de fuego en el mítico club CBGB en Nueva York, cuna del Punk y la New Wave gringa, el 1 de Noviembre de 1976.
Desde ese momento la versión que presentaban cada noche de ellos mismos, se seguiría envolviendo en caos, humor negro, perversiones sexuales de las buenas, y un estilo musical sólidamente cimentado en los sonidos de los años cincuenta. Poison Ivy se rebeló como una guitarrista excepcional que junto con sus inseparables guitarras Gretsh y Gibson, aderezadas con pedales como el Univox Super Fuzz, revivió el ritmo cardíaco de los jóvenes contemporáneos de Elvis, envuelto en el Punk de finales de los setenta.


Mas allá de etiquetas que en el terreno musical siempre serán limitadas, lo realmente trascendente de shows como el brindado en el hospital mental de Napa, y de bandas como The Cramps, es el hecho de que supieron contar la historia siendo los personajes principales, y no solo un narrador ajeno. Toda la locura y actitud trasgresora de la banda se ilustró mejor que nunca en ese concierto, rodeado de enfermos mentales que al parecer se diferenciaban en ese momento del grupo musical en el hecho de que no sabían tocar instrumentos.

La sexualidad decadente, los temas considerados como tabúes y el regusto kitsch de las letras y poses, fueron no solo el envoltorio necesario para vender el producto llamado "The Cramps", sino sobre todo, fueron los ingredientes permanentes en una relación de pareja que duró mas de 40 años la cual vio pasar a mas de 20 músicos entre las filas de The Cramps, y que literalmente solamente la muerte logró diluir.
Entre la vorágine del rock and roll y el salvajismo de una propuesta que trascendió etiquetas, existen dos elementos necesarios para que la formula sea tan auténtica como la relación de pareja que la posibilitó: "Amor Verdadero y una Completa Locura", como la misma Poison lo confesó en una entrevista realizada por  Daniel Robert Epstein, el 15 de Julio de 2003.



















domingo, 9 de septiembre de 2018

Buddah Records . La Explosión del Chicle Bomba



¿De donde surge la pandereta verde?

Una de las canciones que brillaron con luz propia en los universos del pop y la psicodelia en la última parte de los 60´s, lanzada en diciembre de 1967 y carta de presentación del grupo Lemon Pipers, la cual se convirtió en su único éxito comercialmente hablando, aunque el grupo lanzó dos álbumes, ésta canción será siempre su testamento musical.

Los Lemon Pipers, habían nacido para el mundo de la música en 1966  abrigados bajo la influencia de grupos que combinaban el folk rock con los nacientes sonidos experimentales que por aquel entonces aún no se etiquetaban como “psicodélicos”.
Ese bagaje musical posteriormente les permitiría darse a conocer como uno de los grupos que hermanó la psicodelia con el
bubblegum, en una afortunada coincidencia representada por "Green Tambourine", canción que se convirtió en emblemática para la casa disquera de Buddah Records, al ser el primer sencillo editado por el sello disquero, en llegar al número 1 en Febrero de 1968 en las listas del Billboard estadounidense y llegando hasta el 7 en los charts británicos.

Buddah Records vivió sus mejores años entre 1966 y 1975, y fue una verdadera locomotora para producir hits dentro del espacio de los llamados “sellos emergentes”, en una época en que la producción de discos en formatos de sencillos de 45 rpm era una apuesta segura. El sello surgió como un  derivado de Kama Sutra, una disquera que a mediados de los sesenta había sido la casa de muy buenas propuestas emergentes como la banda liderada por John Sebastian, The Lovin´Spoonful.

Buddah Records será recordada también por presentar un dúo de compositores – productores que le dieron al pop un baño de frescura a finales de los sesenta, los cuales fueron contratados por el titular del sello, el ejecutivo Art Kass, quien contrató a la pareja de Jerry Kasenetz y Jeff Katz, los cuales serían conocidos en el mundo del pop, gracias a su firma “Super K Productions”.

Súper K Productions fue la verdadera locomotora de Buddha, y el sonido del sello vendría directamente de su laboratorio musical. Esta casa productora de canciones sería sobre todo, un lugar donde el pop regresó a su principal audiencia : los adolescentes. A través de melodías pegajosas y simples, bailables y despreocupadas y arreglos musicales que trasmitían inocencia y un irresistible gancho comercial, Buddah Records se convirtió en la casa del movimiento conocido como Bubble Gum.

El primer sencillo en ser lanzado por el naciente sello disquero fue una tonada popular de principios del siglo XX: “YES, WE HAVE NO BANANAS” interpretado por el grupo Mulberry Fruit Band,  demostrando que el mercado adolescente volvería a salvar al Pop en una época donde el rock había llegado a un grado de madurez tal, que ya era visto de manera seria y artística, y se estaba bifurcando en nuevas direcciones, desde estados alterados de la mente, hasta la legítima aspiración por volverse académico, aunque para muchos, esto significaba una especie de muerte del género.

El Pop, entonces, volvió a sus premisas básicas de letras intrascendentes, fáciles y tremendamente recordables, aunque por lo mismo prescindibles. No obstante el ritmo y la generación de necesidades básicas como el baile y el alejarse del mundo adulto tan rápido como fuera posible, trajeron una especie de nuevos métodos subversivos, con sabor dulce, pasajero pero tremendamente adictivo, efímero como el sabor de un chicle y con la capacidad de crecer, y crecer hasta reventar para volver a generar otra ilusión. Perfecto! Había nacido el movimiento del Bubble Gum.

Chicle Bomba, pegajoso, dulce e inofensivo.
Los orígenes del Bubble Gum se deben rastrear desde el origen mismo del Pop. Toda generación adolescente precisó de tener héroes que cantaran lo que nadie en un sano juicio adulto se atrevería a interpretar. Se trataba de endulzar al oído con temas tan melosos como "Mr.Sandman" grabado en 1954 por las Chordettes, o "Red rubber ball" un éxito del cantante Bobby Vee, experto en adolescentes y en generar paisajes idílicos donde solo cuenta la fiesta continua, la inocencia del primer amor y la despreocupación absoluta.

Este "segundo aire" del pop juvenil vendría de la mano con el grupo The Monkees, proyecto también de laboratorio, con la consigna de regresar a las arcas estadounidenses todas las divisas que The Beatles y demás acompañantes ingleses se habían empeñado en llevarse a las islas Británicas desde 1964.
¿Cómo volver a vender "toneladas de pasta"? Simple.
Regresando al mercado de los "nuevos adolescentes" . Y entonces The Monkees cantarían "The Last Train to Clarksville" o "El Tema de los Monkees" o "Daydream Believer" y todo empezaría a retomar su cause.

Es en éste contexto que surge la propuesta de Buddah Records, cuya arma secreta en la producción musical fueron las habilidades del tándem llamado “Super K Productions”, los cuales desarrollaron un lenguaje propio con grupos hechos “a medida” como Ohio Express, un experimento sonoro y de laboratorio tan sui géneris que encarnó muchos grupos y proyectos, con sus respectivas alineaciones utilizando el mismo nombre. De hecho el mismísimo Graham Gouldman, compositor y productor británico, creador de la inmortal "For Your Love" de los Yardbirds, así como de canciones tan pegajosas como "Bus Stop" de los Hollies y "No Milk Today" de los Hermitaños de Hermann, también fue reclutado por Super K Productions para que les surtiera de canciones, e incluso llegó a grabar como cantante principal su propio tema "Sausalito" que fue lanzado también bajo el nombre de Ohio Express.
Su principal éxito de los Ohio lo alcanzaron con "Yummy Yummy" la cual llegó hasta el número 4 a mediados de 1968. Su otro hit aunque con participación mas discreta en las listas de popularidad fue "Chewy Chewy" lanzado en octubre de ese mismo 1968. Como se puede apreciar en los títulos de las canciones no hacía falta decribir una formula atómica para lograr vender canciones a los adolescentes.
Los Ohio Express también fue un grupo "virtual" como unos años después serían "Los Archies", quienes en 1969 lograron el triunfo mas alto para un proyecto del laboratorio  Bubble Gum, al convertir a la canción Sugar Sugar en la más escuchada y popular durante 1969.

La premisa del sonido era que de fácil digestión para el oído, plagado de ganchos comerciales para hacerlo recordable, una poderosa sección rítmica y -aunque musicalmente básico-, podía incorporar elementos ricos en texturas sonoras y con un agradable toque “vanguardista”, como el uso de guitarras con pedales fuzz y teclados con buena reverberación, además de los rigurosos arreglos vocales.  Canciones sumamente breves, sin más
pretensión que “dejar de lado la cara angustiante de la guerra y la violencia” como el mismo director de la casa disquera Neil Bogart, había escrito en las notas de contraportada del álbum 1,2,3 Red Light del grupo 1910 Fruitgum Company.

Esa declaración de principios mostraba de manera clara, cruda y simple el porqué del movimiento musical. Los tempranos adolescentes no necesitaban saber de los sinsabores y las sinrazones de Vietnam, del Mayo Francés, de la Primavera de Praga, del 2 de octubre mexicano. En un mundo que luchaba por exorcizar fantasmas tan profundamente humanos como el autoritarismo y el militarismo que representaban tan bien las tinieblas del no saber, no sentir, no pensar; el Rock se había convertido en un poderoso vehículo para gritar consignas, unir criterios generacionales y cargar de energía rabiosa a contingentes enteros de jóvenes, necesarios para empujar al pesado edificio del Statu Quo y derribarlo.

Pero tal vez, si se lograba romper la cadena generacional ideológica, creando una brecha de intereses reflejados en canciones y actitudes inocentes e inofensivas, la carga explosiva podría debilitarse hasta tal punto de que el recambio generacional ya no representara la continuidad de la lucha, en los siguientes 7 años. 

El Rock siguió derivándose en otros monstruos con sus respectivas cabezas, se hizo gigante, pesado, virtuoso y muchas veces pretencioso y grandilocuente. Pero cada vez menos sería el vehículo  del descontento social y político. Y entonces fue asimilado por el sistema que pretendía criticar y combatir. Hasta que llegó el Punk, 8 años después.

Regresando a la carretera Chicle Bomba, es sin duda aquel año decisivo de 1968 cuando explotó con todo su azucarado sabor, salpicando de rosa pegajoso a pre púberes y adolescentes. Si revisamos las listas de popularidad, Buddha Records vivió años de gloria comercial desde aquel año y hasta 1971, aunque la fiebre del sonido chicloso había empezado a disminuir desde 1969. Fue entonces que la casa disquera asimiló a otros artistas y produjo incluso, milagrosas resurrecciones como en el caso de Paul Anka, un auténtico “Notorious Has Been” de aquel entonces, el cual grabó el tema "Jubilation" como su primer sencillo para Buddah, inaugurando así su "segundo aire" en los años 70.


Otros Sabores del Chicle

Además del citado grupo prefabricado Ohio Express encontramos al también producto de las finas habilidades en la consola de Katz y Kasenetz representado por 1910 Fruitgum Co. , y un curioso montaje adicional, realizado por ambos productores con sus músicos de Buddah bajo el nombre de “Kasenetz-Katz Singing Orchestral Circus” que editó un par de canciones solamente para convertirse en un objeto de culto de 1968.

Completaban el cuadro del Chicle Bomba, grupos como “Music Explosion”, que habían logrado notoriedad con el tema “A Little bit of Soul” en 1967, y el grupo californiano “Crazy Elephant” que tendrían su momento de gloria en 1969 con el tema “Gimme some Lovin”, aunque editados por el sello Bell Records.
Super K Productions también hizo suyo a la nueva versión del grupo "The Shadows of Knight" célebres por haber realizado el cover a Gloria de los Them con mucho mayor éxito en los Estados Unidos que la versión original. Despojados de su sonido salvaje, oscuro y garagero, el grupo cuyo único miembro original para 1968 era Jim Sohns fue absorbido por el equipo Kasenetz y Katz y bajo su tutela se lanzó para 1969 el tercer álbum de la banda titulado simplemente "Shadows of Knight" en donde se trató de conjuntar dos estilos prácticamente irreconciliables como el salvaje garage y el inocente y colorido bubble gum, resultando en una tensa relación y un producto que no llegó a consolidarse en el mercado.

Budha Records se convirtió en una casa que se especializaba en sencillos y los discos eran complemento del tema “vendedor”, lo que ocasionó que muchos LP´s recurrieran al formato de presentar dos éxitos y diez canciones de relleno.
Obviamente al concentrarse en los Adolescentes, el formato preferido fue  45 RPM, accesible, portátil y barato.

No obstante esta estrategia comercial, Buddha también editó uno de los álbumes más vanguardistas de los 60´s y un verdadero inclasificable, alejado del pop inocente a 360 grados de distancia. El disco “Safe as a Milk” de Captain Beefheart and His Magic Band, era la antítesis de la especialidad de la casa.
Comercialmente no fue a ninguna parte, pero representó el primer escalón hacia la celebridad underground que logró posteriormente el Capitán, gracias también, al tutelaje de Zappa. Como paradoja adicional, éste disco representativo del más oscuro underground sesentero, fue el primer álbum LP en ser editado por Buddah.

La bomba revienta

Después de que el chicle explotó, no hubo mucho más. La estela de despreocupación en las canciones adolescentes chocaba con la crudeza de ciertas letras y opciones musicales en 1969. El arribo del jazz rock , el hard, progresivo y country rock también
habían hecho difícil que la propuesta inicial de Buddah se mantuviera sin cambios por largo tiempo. El cantante Lou Christie le dio al sello un sonado número 2 en las listas inglesas con la canción "Im Gonna Make You Mine" .

Con el arribo de los años 70, se empezaron a considerar otros géneros como  el Soul, el R&B y el folk digamos, menos izquierdoso, representado muy bien por la cantautora Melanie, quien con canciones como Brand New Key editada en 1971, volvía a colocar un sencillo multi vendedor para la disquera. Otros nuevos lanzamientos setenteros para Buddha fueron el grupo Glady´s Night and the Pips, los cuales eran ya viejos lobos de mar en las aguas del R&B, pero con su entrada al catálogo de Buddah, lograron encender de nuevo los motores de la popularidad con dos grandes creaciones de 1973 : "Best Thing That Ever Happened to Me" y la mega radiada “Midnight Train to Georgia” Otro éxito de aquel año 73 para el sello fue la canción “Brother Louie” único éxito del ensamble vocal Stories.
La cantante Folk Melanie, dio al sello Buddah su mayor hit en 1971 con "Brad New Key"

Los mejores años sin embargo habían quedado atrás pues apenas hubo casos aislados de sonados hits para el sello, después de 1974, sin embargo, canciones como “More More More” de la cantante-pornstar Andrea True y "This Is It" de la vocalista negra Melba Moore, le permitieron sobrevivir hasta 1983, cuando fue vendida a su subsidiaria Essex Records.
Andrea True, de Pornstar a estrella Disco. Uno de los últimos éxitos del Buddah

Terminaba una época del Pop, y se abría otra donde reinarían Michael Jackson y Madonna durante los siguientes 15 años.

Tal vez el sello Buddah Records armado  con canciones mayormente optimistas, alejadas de los abismos provocados por la decepción en los tiempos difíciles de la Guerra de Vietnam o las pequeñas tragedias humanas de todos los días, cumplió su cometido en aquellos años. Distracción y Lucro.

El Pop sencillo e inocente fue creado ex profeso para lograr llevar al oyente hasta un estado de felicidad efímera pero sumamente disfrutable. Para esos años donde el sol brillaba y podía teñirse con el multicolor de un chicle bomba haciendo explosión en una tarde de verano, no hubo mejor compañía que las canciones de Buddah Records.

martes, 7 de noviembre de 2017



Jean Luc Godard y la música en la Azotea.

Aquel invierno en Londres, como en gran parte del hemisferio norte, estaba siendo especialmente gélido.
Además del aire inclemente que cortaba la cara en un mediodía nublado, aquel último día de enero de 1969, el frío venía en forma de una despedida. Aún sin saberlo a ciencia cierta (o al menos eso se ha repetido hasta el cansancio en la historia oficial), The Beatles habían dado su último concierto ¡SIN BOLETO PAGADO!

Ellos que habían sido los magos del Merchandaising musical, pioneros en poner en movimiento la industria musical a gran escala, aquella que se benefició de las audiencias enloquecidas que atiborraban estadios y arenas, plazas de toros, salas de concierto, o recintos casi sagrados como el Budokan en Tokio, Japón.

Ahora, ante la incredulidad de asistentes, policías, técnicos de sonido, camarografos, vecinos y transeúntes, teniendo como testigo el cielo gris de Londres, y sus elegantes y flemáticos edificios, la banda que había enseñado al mundo a soñar mientras el Rock alcanzaba su mayoría de edad y con ello su madurez financiera, se ofrecía en el supremo altar del concierto en directo por última vez en su carrera.

The Beatles habían entrado en un extraño "impasse" desde aquel 29 de agosto de 1966, cuando en el Candle Stick Park de San Francisco habían actuado por última vez en un espectáculo en vivo. Se habían vuelto inalcanzables para los simples mortales. Desde finales de aquel 1966, como profetas en lo alto de una montaña, ermitaños alejados del bullicio de los públicos enloquecidos, ahora dedicados a la alquimia sonora, encerrados en sus mágicos estudios con solo un puñado de incondicionales cercanos, entre los que se encontraba su productor George Martin, ingenieros de sonido y colaboradores de su primer círculo como Mal Evans y Neil Aspinall.

El mundo había sido testigo de una de las más impactantes y vertiginosas metamorfosis, cuando entregaron la obra maestra del pop enfundados en multicolores trajes militares, siendo absorbidos por su alter ego y su leyenda.

Por eso, después de 27 meses lejos del público, los Cuatro Grandes buscaban un regreso al escenario, para finiquitar un proyecto fallido llamado primero Get Back y después Let It Be. Un documental que buscaba abrir la puerta celosamente resguardada hasta entonces del estudio de grabación y el proceso creativo de los genios trabajando. sin embargo, terminó siendo  una serie de imágenes a veces inconexas, que  traspiraban lejanía y cansancio entre cuatro adultos jóvenes que apenas se soportaban.
Crónica de un divorcio y de una lenta agonía como lo había calificado Ringo Starr. Para cerrar el citado documental encargado al cineasta Michael Lindsay-Hogg se tenía pensado un concierto en  un lugar legendario, se pensó en el coliseo romano, en una isla, un auditorio fuera de lo común.

Pero el resultado final fue un pequeño recital, casi improvisado, en el lugar mas cómodo para el grupo y al mismo tiempo más inverosímil: la azotea de su propio edificio de oficinas y estudios Apple.  A lo largo de los años la historia se ha contado una y otra vez. Y a fuerza de repetición se ha hecho del dominio público la versión oficial: una ocurrencia de última hora, en donde se puso de manifiesto una vez mas la incapacidad de los cuatro fabulosos para ponerse de acuerdo, una interminable lucha de egos combinada con cierta apatía y cansancio, dieron como resultado que las ideas de Paul McCartney sobre un concierto espectacular terminaran en el bote de la basura, limitándose a subir las escaleras , salir a la azotea, conectar sus instrumentos y cantar para todo el que quisiera oírlos aquel mediodía del 30 de enero de 1969.

Sin embargo,  la historia no es tan lineal, como aparenta.

Nada nuevo sobre la azotea

Al lado del mito de que el famosísimo "Concierto de la Azotea" fue el primero en su tipo, único, y una ocurrencia del momento que acabó en genialidad como muchas obras del Cuarteto, surge de pronto otra versión, apuntalada por hechos concretos.

Si retrocedemos unos dos meses antes de finales de enero de 1969, para ser exactos, el 19 de noviembre de 1968, a las 7:40 de la mañana, en la azotea del hotel Schuyler entre las calles 45 y 57 en el corazón de Nueva York, tuvo lugar otra actuación musical. Si bien no puede ser tomada como un "Concierto" en el estricto
sentido de la palabra, debido a que precisamente al finalizar la segunda canción la policía neoyorkina dio por terminada la sesión musical y contestataria, queda claro que la idea de presentar música rock desde las alturas de un edificio, de manera gratuita, y sin previo aviso de ninguna índole con al afán de sorprender a todos aquellos que coincidieran en tiempo y espacio con el show, no fue privativa de Los Beatles.

En la azotea del citado hotel en Nueva York, de pronto sonaron las potentes voces de Grace Slick y Marty  Balin, al frente del resto de los músicos que formaban el Jefferson Airplane. 
El grupo consentido del Verano del Amor de 1967, triunfadores en el Monterey Pop Festival y que habían sido la punta de lanza del llamada "Rock Acido" ahora presentaban un rostro un poco más duro, menos ingenuo, más enfocado al año de 1968. Instalándose en las alas radicales de la protesta y la contracultura, en aquel turbulento año editaban un trabajo discográfico de nombre "Crown of Creation" el cual los seguía posicionando como uno de los grupos americanos más interesantes vanguardistas y artísticos en toda la extensión de la palabra.

Tal vez esa actitud de bohemios peligrosos y poetas agudos, con una presencia escénica fuerte e innovadora, gracias en gran medida a la mágica voz de la bellísima Grace Slick, era lo que buscaba Jean-Luc Godard, el innovador director de cine francés.

Un director contestón

Godard había formado parte del llamado movimiento de la "Nueva Ola del Cine Francés" desde los años 50. El director favorito de la diva Briggitte Bardot se había decantado también hacia las ideas revolucionarias en contra del Statu Quo capitalista y sobre todo , en contra de la posición dominante, imperialista y neo colonial de los Estados Unidos y demás aliados en la desgarradora guerra de Vietnam.
Aquel 1968 ya había aprovechado la imágen y el sonido de otros consagrados en el Rock como Los Rolling Stones para realizar una película documental que giraba en torno al proceso creativo del abrasivo tema "Sympathy for The Devil" aderezado con la recitación de consignas anti sistema, como un ejercicio de
propaganda en forma de performance artístico. En ese mismo 1968 y en abierto apoyo al movimiento del denominado "Mayo Francés" cuando obreros y estudiantes tomaron las calles parisinas enfrentándose con la policía, Godard y otros directores de primera línea como Roman Polansky y Francois Truffaut, forzaron la suspensión  del festival de Cannes . La violencia y dureza de las calles tomadas por muchas conciencias juveniles a lo largo y ancho del planeta en aquel ´68, fue sin duda la inspiración para que Goddard musicalizara mediante la canción  de los Stones, la actitud de crítica, desesperanza y espíritu reaccionario de los inconformes con el sistema.

Como un proyecto adicional  Godard comenzó a rodar un documental artístico, una película llamada originalmente 1 A.M.  (One American Movie) donde mediante entrevistas a personajes ligados al activismo social y político de los Estados Unidos como Eldridge Cleaver, escritor y ministro de información de Las Panteras Negras,  se pretendía mostrar el músculo de la contracultura y diversos matices del anti establishment,

Para finalizar la película, Goddard quiso filmar un acto musical espontáneo, subversivo y que también fuese un desafío a la autoridad.
Llamó a una de las bandas más populares del momento, los cuales no obstante, seguían siendo mordaces en sus letras y ácidos críticos del sistema. Organizó entonces una bizarra  presentación en la azotea del lujoso hotel Schuyler, el cual daba exactamente enfrente de las oficinas de la compañía distribuidora de películas Leacock Pennebaker, misma empresa que se había encargado de filmar el festival Monterey Pop en California, el año anterior.

Además había mandado instalar otras tres cámaras, una en la azotea junto a los músicos, otra más en la calle para recoger las expresiones y las reacciones de los transeúntes y una más en el vestíbulo del hotel.De esa forma pretendía filmar el espectáculo, su entorno y sus efectos. Un experimento cinematográfico-social que tanto le gustaba a Godard.  Si finalizaba con la incursión policial con sus respectivos arrestos e intransigencia a la expresión artística, sería el digno punto final a su película.

La provocación por lo tanto, era la consigna. Un grito desgarrador de Marty Balin  diciendo : "¡Buenos días Nueva York! , ¡Despierten desgraciados! ¡Música gratuita, amor libre!"
era el preámbulo a los atronadores acordes y la hermosa y desafiante voz de Grace Slick entonaba la canción "House at Pooneil Corners"

Unos minutos después, la muchedumbre se detenía en su camino al trabajo, algunos huéspedes del hotel abrían las ventanas incrédulos y atónitos, los vecinos subían rápidamente las escaleras para alcanzar las azoteas vecinas y comprobar por sí mismo el bizarro espectáculo matinal.

Inmediatamente las fuerzas neoyorquinas del orden llegaron a sitiar el exclusivo hotel, se formó una pequeña discusión en el lobby, con gritos y conatos de pelea. La policía imparable trepó hasta donde los músicos hacían su número lúdico y contestatario, sin permitir una segunda canción. Los integrantes del Jefferson sonreían divertidos y observaban temerarios al gentío que habían congregado en las calles, al mismo tiempo la policía enérgicamente daba por finalizado el espectáculo de dos canciones, por lo que no puede considerarse un concierto en toda la extensión de la palabra. Sin embargo, el rodaje prosiguió hasta que la policía dispersó a los curiosos y arrestaba a algunos responsables. La imagen de los músicos a bordo de la patrulla no fue  atestiguada por la cámara por lo que al parecer no hubo a fin de cuentas arresto para ellos. Marty Balin sonríe burlonamente al final de la secuencia y observa como arrancan dos patrullas, mientras un policía visiblemente molesto, manotea censurando a la cámara.

Todo el incidente, sí fue puesto como colofón del rodaje de Jean Luc Goddard, aunque la película nunca se estrenó oficialmente, años después con el material fílmico fue re-trabajado por Donn Alan Pennebaker, y lanzado bajo el título de 1 P.M (One Pennebaker Movie). 

Algunas tomas del grupo en acción las cuales muestran una secuencia algo caótica en el manejo del zoom, fueron realizadas directamente por Goddard, desde las oficinas de Peenebaker, incluso hay un acercamiento al colosal edificio de la RCA, situado en el Rockefeller Center, a una calles del hotel donde tuvo lugar la actuación.

La Azotea de la Manzana

Al observar la actuación de Los Beatles, célebre y multi publicitada, resulta evidente que hay mas de un paralelismo. La disposición de las cámaras en la calle, en la azotea y en el vestíbulo del edificio de Apple, la forma en que es filmada la multitud, el arribo de la policía y finalmente, la manifestación abiertamente expresada por parte de Ringo y de Paul, para ser llevados bajo arresto, cosa que no ocurrió, ni de lejos. La actitud de la policía londinense aunque aparentemente severa fue a final de cuentas bastante tolerante con los cuatro fabulosos. Mucho diálogo entre los agentes del orden y Mal Evans, el Roadie de Los Beatles, y al final los agentes esperaron pacientemente a que el grupo terminara su improvisado recital, observándolos con el serio riesgo de no actuar como fans, sino como guardianes del orden. El volumen de los instrumentos aunque alto, no lo fue tanto como los de Jefferson Airplane en Nueva York. El caos en las calles no fue documentado como un acto de rebeldía sino mas bien de franca devoción hacia los consagrados que por fin salían de su escondite para dar un espectáculo "público".

¿Coincidencia? 
Para  los que conocen bien a McCartney les queda claro que no fácilmente deja cabo sueltos. Ahí donde aparentemente hay improvisación y ocurren cosas dichosamente accidentales, hay un cuidadoso riesgo calculado por parte del bajista de los Beatles. Y él fue, después de todo quien calculó los riesgos y las dichosas coincidencias de la última parte de la carrera del grupo.

Desde 1967 se fue colocando en una posición cada vez más propositiva, luego impositiva. Perfeccionismo y autoritarismo, deseo vehemente de continuar empujando y capitaneando  la embarcación llamada The Beatles que amenazaba con naufragar en las inquietas y a veces traicioneras aguas del pop. Desde el Sargento Pimienta, El Viaje Mágico y Misterioso hasta Get-Back / Let it Be, pasando por las insufribles sesiones del Álbum Blanco, prácticamente todo pasó por la mirada inquisitiva de Paul, por sus bocetos y proyecciones, por sus planificaciones y su control.
Y éste concierto a fin de cuentas, fue idea de él.

Existe una conexión entre McCartney y la ciudad de Nueva York. Apenas el 20 de octubre de 1968  había volado de Londres a la urbe de hierro junto con su entonces nuevo amor: Linda Eastman, permaneciendo 10 días en esa ciudad donde tenía sus oficinas centrales el padre de Linda, Lee Eastman, quien era representante de algunas estrellas del Pop de la época  y por un tiempo, compitió por hacerse del jugoso pastel Beatle. Seguramente McCartney contaba con noticias de primera mano acerca del agitado mundo social y cultural de Nueva York. Eso pudo ser lo que le motivó para solicitar al cineasta Michael
Lindsay-Hogg que grabara el final del documental "Get Back" con esa disposición de cámaras, con esas secuencias, con esos encuadres. Las imágenes de los Cuatro Fabulosos rompiendo el congelante viento londinense con sus melenas y su música ya son parte de la película del siglo XX. Todo el mundo conoce la escena, las canciones, el momento.

Pero casi nadie recuerda, que apenas 52 días atrás, del otro lado del mundo, Jefferson Airplane ya había conquistado otra azotea, y había retado a los mudos e imponentes rascacielos y a la muda e impotente autoridad en una demostración más clara y ruda del espíritu que cubría los vientos de 1968: La Revolución.

Grace Slick recuerda: "Finalmente lo hicimos, teniendo en mente que el costo de ser arrestados y encarcelados sería menor que contratar a un publicista"