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miércoles, 30 de mayo de 2012

Os Mutantes, mutando al rock de Brasil

1968 fué un año definitivamente marcado por el destino para nunca ser olvidado.
Sería difícil encontrar en la historia reciente, algún período de tiempo tan corto  en donde se sucedan tantas alternativas de ruptura, las cuales además surjan de un mismo nicho social y cultural (estudiantes de bachillerato y universitarios) en los más diversos escenarios de la geografía universal.


Así, los cambios vertiginosos que se generaron fueron un reflejo de nuevas necesidades de expresión en un mundo que estaba siendo el telón de fondo de un verdadero relevo generacional.
Y como nunca antes, la música permeó a todas las capas sociales y fué un vehículo que a su vez expresaba la realidad y se nutría de ella, convirtiéndose en un auténtico puente transitado de ida y vuelta.


Esta necesaria transición en un mundo que se antojaba ya ciertamente arquetípico y caduco en muchas expresiones fué tomando forma en escenarios tan diversos como Praga, Memphis, la Ciudad de México y Rio de Janeiro.


La Primavera de Praga, movimiento estudiantil en 1968



Movimiento Estudiantil en México 1968



En Brasil, como en gran parte de América Latina, el rock se había vuelto ya el evangelio de la juventud, iniciando como ritual de trasgresión, afirmación y ruptura con el por entonces conservador, represivo y militarista sistema de gobierno.
En éste clima de tensión social, donde por un lado las instituciones como el Ejército, el Empresariado, la Iglesia Católica, y demás representantes del conservadurismo alababan el sistema represor y totalitario que cuidaba sus intereses, pero por otro lado la resistencia cultural que se manifestaba desde los inicios de esta nueva época dictatorial en las propuestas de la Jovem Guarda, en la música, el Teatro Oficina, en el arte dramático, y el “Cinema Novo” desarrollado por Glauber Rocha y Joaquim Pedro,  surgió con especial fuerza en el último tercio de la década el movimiento cultural - musical denominado Tropicalia.


Manifestación contra la censura en Brasil, 1968




Tropicalia era una especie de comunidad intelectual y cultural, que encontró su mejor portavoz en la música que por entonces ya se encoentraba en pleno proceso de metamorfosis. El nombre del movimiento venía de una instalación artística hecha por el escultor Helio Oticica, en el museo de arte moderno de Rio de Janeiro en 1967. En ese mismo año saldrían al mundo dos canta autores fundacionales de la nueva música popular brasileña (MPB): Gilberto Gil y Caetano Veloso, los cuales ocuparon puestos finalistas en el III festival de MPB, un certámen musical, por entonces el más visto y prestigiado y que era trasmitido y auspiciado por el canal TV Record, de orientación conservadora. Las canciones eran Alegría Alegría y Domingo No Parque.

Y es en 1968, cuando surge el grupo que encarnaba completamente a este movimiento, bautizado con el mismo nombre y con una postura crítica pero esperanzadora. El Grupo Tropicalia lanza un álbum manifiesto llamado Tropicália ou Panis et Circensis, algo que iba mas allá de un álbum conceptual. Se traslapaba como nunca antes en la historia la realidad socio-política con un concepto musical. En este disco participaron además de Gilberto y Caetano el grupo Os Mutantes, Gal Costa , Nara Leao y Tom Zé.


Portada del álbum-manifiesto Tropicalia, 1968



Precísamente el grupo Os Mutantes, participaron en este disco con la canción Panis et Circensis (pan y circo), de claro corte crítico a la política y la forma en que gran parte de la sociedad brasilera de por entonces, se había alineado a la ideología conservadora y restrictiva que patrocinaba el gobierno militar.

Este power-pisco-trio, fueron quizá los que mejor encarnaron el espíritu experimental de la época. Fuertemente influenciados por el sonido psicodélico de la costa oeste norteamericana, pero también por la música británica de avant gard que por entonces encontraba su punto de referencia en el Sargento Pimienta de los Beatles y en la música de Pink Floyd.

De hecho, esta búsqueda de experimentación condimentada con rock y sicodelia, les trajo un público juvenil entusiasta pero también un sector de la sociedad conservadora(incluyendo también parte de los jóvenes universitarios clase-medieros) que los rechazaba abiertamente, acusándolos de desvirtuar y prostituir el sónido de la MPB. 

Integrados por Rita Lee, Sérgio Dias y Arnaldo Baptista,  talentosos músicos e intérpretes que habían iniciado su trayectoria desde 1966, y eran originarios de Sao Paulo. En su camino encontraron la inspiración de Caetano Veloso que de inmediato los convirtió en su grupo de apoyo, y enriqueció su lírica con sus compocisiones.

Os Mutantes en una actuación, 1968

En ese mismo 1968, aparece su álbum debut denominado simplemente Os Mutantes, aquí se incluye la citada Pan y Circo como pieza abridora, y pronto el debrayé vocal y musical nos alcanza con una mezcla de sonidos provenientes de una guitarra fuzz, un xilófono, una mandolina y multicapas de sensaciones que hábilmente tejían mediante el uso de motivos corales, y sobre todo de un ensamble preciso y precioso de sus voces.
Todo cabe en el universo mutante, y por lo mismo nada es lo que realmente parece ser. Si habría que consignar una característica a esta filosofía trasportada al formato de canción pop sería lo equivalente a sinfonías efímeras.

 
Portada del primer álbum de Os Mutantes, 1968.

Ahí donde entran y salen de repente, como un verdadero Trem Fantasma, notas y voces, ideas inacabadas y mensajes musicales que literalmente se encuentran mutando invariablemente.

Incluso un cover a The Mamas and The Papas cabe aquí. Y no es ni Monday Monday ni California Dreamin´ el tema que eligen para coverear sino el mágico trabalenguas Once  was a Time I Thought, cantada como "Tempo No Tempo" mensaje que evoca el carácter espiral y la inevitable vuelta al origen, paradojas del destino que ya fué y que por eso precísamente apenas se asomará mañana.
Y escuchamos un arreglo de flautas, un ambiente barroco, un ambiente infantil pero misterioso...

Os Mutantes trajeron a la música brasileña, pero quizá mas importante, a la sociedad de ese tiempo, todo lo que era necesario para ingresar a un posmodernismo local. Si Brazilia era llamada a ser "La Ciudad del Futuro", Os Mutantes serían sus sonidos. Electrónica, psicodelia, Bossa Nova, mucho Jimi Hendrix, y un estilo plausiblemente muy de época y de lugar.

Rita Lee inició su carrera solista a partir de 1972, el grupo se mantendría con cambios en su alineación hasta su ruptura definitiva en 1978. Posteriormente y para sorpresa de los hermanos Baptista, el propio Kurt Kobain los nombró como una de sus máximas influencias, cuando el grunge trataba de resucitar al maltrecho rock de inicio de los noventa.

David Byrne, el profeta de la World Music ha decidido cobijarlos bajo su sello Luaka Bop, con el fin de llevar sus sonidos a nuevos y mayores oídos.
 Desde el 2006 han regresado a los escenarios del mundo, siguen siendo un Ave Rara, pero su plumaje aunque un tanto desteñido por los años, sigue siendo imprescindible para entender aquello que en su momento fué música revolucionaria en toda la extensión de la palabra, y hoy es MUSICA, así con mayúsculas, que no se cansa de mutar en sí misma.

Y todo proveniente de ese  mágico  1968.

Les dejo con un par de temas de este super disco de Os Mutantes de 1968, Tempo No Tempo y Ave Genghis Kan, último track del álbum.





Hasta la próxima!!!